Teresa Calandra cuenta como “volvió de la muerte”

Teresa Calandra ha construido una destacada carrera en la industria de la moda, además de convertirse en presentadora y empresaria en el mismo sector, especialmente con proyectos que llevan su nombre, como su reconocida línea de gafas.
Ella es una figura reconocible por méritos propios. A día de hoy, a punto de cumplir setenta años, su apariencia sigue siendo tan impresionante como cuando trabajaba como modelo para los principales diseñadores de alta costura.
En una parte de una entrevista que concedió al periódico La Nación, compartió con detalle la experiencia que dejó una huella indeleble en su vida.
¿Qué te da miedo?
–Me da miedo el deterioro, llegar a ser una carga para mis hijos y depender de otras personas. A eso le tengo mucho respeto y hasta temor, pero no a la muerte, para nada, en absoluto.
-De hecho, la transitaste, una experiencia que no muchos experimentan.
-La transité.
-¿Cómo fue?
–Tuve un síncope. No me sentía bien, fui al baño y presentía que me iba a desmayar, así que dejé la puerta abierta y me senté en el piso. Eran las seis de la mañana, llamé a mi marido y lo último que vi fueron sus pies entrando al baño. A partir de eso, no sé más nada, entré en otro plano, todo lo que sucedió después, me lo contó él.
-¿Percibiste algo más allá de la experiencia terrenal?
-Sí, veía que me despegaba de mi cuerpo y cómo me elevaba, cómo entraba en la luz. Fue lo más lindo que me pasó en mi vida, no tengo palabras. Mi marido me trajo de vuelta… Me hizo masajes cardíacos, respiración boca a boca y llamó a la ambulancia.
El diagnóstico de síncope la aparta de considerar que se trató de un desmayo: “Mi marido me dijo que ya tenía la rigidez y el rictus en la boca de una persona fallecida”.
-¿Recordás cada instante de esa situación?
-Absolutamente, el túnel estaba al fondo.
-¿Veías un túnel?
-Cuando se lo conté a Víctor Sueiro, quien estudiaba estos temas, yo insistía en que se trataba de un sueño, pero él entendía que no era así, incluso me consultó quién me había recibido… cuando me preguntó eso, me quedé petrificada.
-¿Por qué?
-Siempre hay alguien que te recibe y te da la mano. Siempre… Cuando leí sus libros, todos los testimonios coincidían en eso.
-En tu caso, ¿quién fue?
-Una ex pareja…
-¿Una ex pareja?
-Mi primer marido.
La conductora se refiere a Juan Taberna, quien fuera jugador de Estudiantes y de Gimnasia y Esgrima, los clubes históricos de la ciudad de La Plata: “Lo vi a él, me estiraba la mano”.
-Cuando eso sucedió, ¿Taberna ya había fallecido?
-No, murió unos años después.
Gonzalo Bergadá, su actual esposo, hizo todos los esfuerzos para que su mujer volviera en sí. Tiempo después, ella le pidió lo impensado: “Le dije: ‘Volví, pero la próxima vez no me traigas’. Hasta el día de hoy no puedo creer que le haya dicho eso. Evidentemente, viví una sensación de gracia, de gloria. Un placer que nunca he sentido en mi vida, que no puedo explicar. Estaba en una luz, en otro plano, totalmente elevada. Fue una gran experiencia, una gran vivencia, por eso no le tengo miedo a la muerte ni a lo desconocido”.
-¿Creés en Dios?
-Muchísimo, soy super católica, muy cristiana.
-¿Asistís a misa?
-A veces, pero también rezo el Rosario y me gusta meditar, cuando lo hago, me concentro mucho y veo la cara de Jesucristo.
Aquella vivencia fuera del plano de la racionalidad, aún hoy la sigue conmoviendo. El tiempo no ha hecho mella en la emocionalidad de un acontecimiento que hace dialogar fe, existencialismo y una profunda revelación sobre el sentido de la vida. “Al contarlo siento que puedo hacerle bien a mucha gente que pierde a un ser querido; mi experiencia puede sacarle un poco de dolor en el alma. Las pérdidas son duras y el que sufre es que se queda en este plano, no el que se va. El que se va, si hizo las cosas bien, se va a la gloria”, narra.